http://www.es.catholic.net/escritoresactuales/883/3067/articulo.php?id=37934´
Artículo publicado en catholic.net por Pedro Ortega en el que se recogen algunos puntos esenciales de la relación entre la familia y la escuela, distribuidos de la siguiente forma:
Introducción
La familia en nuevo contexto social
La difícil relación entre familia y centro educativo
La familia, cooperador necesario en la tarea educativa de la escuela
La experiencia, puerta de acceso al mundo ético de los valores
Carácter específico del aprendizaje del valor
Familia y escuela, estructuras de acogida
La familia, estructura de acogida
La acogida, experiencia moral primigenia
La escuela, espacio de acogida
Lo primero que llama la atención de este artículo es la página en la que está publicada puesto que, de entrada, no es una página dedicada a ningún tema específico de la escuela. Aun así, sí que le dan mucha importancia a las familias y a que estén bien informadas por lo que, irremediablemente, deben sacar a colación el tema de la relación con la escuela.
Dentro de toda esta información, hay algunos temas que parece que, aunque interesantes todos, se desvían un poco del tema central del blog. Sin embargo, hay otros epígrafes estrechamente relacionados y que, únicamente con el título, se puede saber que son de gran interés.
Cabe señalar el apartado de la difícil relación entre la familia y el centro educativo, así como esa definición de ambos como lugares de acogida para el alumno. Sin olvidar, por supuesto, el apartado de la familia como cooperador necesario en la tarea educativa de la escuela, haciendo especial hincapié en esa idea de necesidad puesto que, tal y como dice el autor, "si decimos que la tarea de la escuela no debe limitarse a la transmisión de
saberes (instruir), sino, además, a la propuesta de valores morales (educar), la
participación de la familia en dicho proyecto educativo se hace, entonces,
imprescindible por la naturaleza misma de los valores morales. Estos no son sólo
ideas y conceptos sobre la justicia, la tolerancia, la solidaridad, etc. Son, en
su raíz, convicciones profundas, “creencias prescriptivas” que orientan y
dirigen nuestra conducta (Escámez y otros, 2007)".